por Gabriel Vairoletti, para l@s niñ@s de Ses Milanes, 24 Febrero 2017
Unos bichos peludos nos enseñaron un juego, son las procesionarias, unas orugas que en cierta época del año bajan de los árboles y se desplazan en una fila perfecta, cola con cabeza.
-“179!”- grita Marco, que se toma el trabajo de contar una fila interminable que viene desde un pino cercano.
Hay que acercarse con cuidado, al tocarlos duele mucho y se irrita la piel – Conversamos todo esto sentados en círculo y comiendo nuestras meriendas. Tenemos que saber que también hay algunos peligros en nuestro bosque. Y tenemos que tener en cuenta, que igual somos nosotrxs los que estamos peligrosos.
Un rato después l@s niñ@s se inventan un juego espontáneamente: marchan todos bien pegados cogidos de la cintura, uno detrás de otro con paso sinuoso. Y hacen un ruido como de avispa, como para darle un toque más dramático.
Gabriel Vairoletti, alias TATANKA
